Lo escribí


Enano de jardín
Jamás se distrajo tanto como en aquella tardecita de luces que se intercalaban entre los edificios.
Ni siquiera cuando se vio tentado por los gemidos de los gatos que copulaban por las noches, y aunque nunca nadie descubra sus movimientos, siempre habrá una única señal que lo revela.
Es que justo las plantas apuntaban hacia él, porque era el único lugar del jardín en donde daba el Sol.

Erizadamente sedado
Hay diferentes cosas que te pueden erizar la piel, pero pocas que al mismo tiempo te dejen en un estado de sedación momentáneo. Hablo del movimiento del lampazo sobre la ventana del auto mientras cae el agua enjabonada, y uno mirando desde dentro del vehículo acompañado del maravilloso olor a nafta.
El pistero de la estación de servicio sabe lo que hace.

El secreto del chamán 
Eran diez pelos los que le quedaban al calvo luego de que el chamán le recomendara pensar menos y hacer más para que esos diez se convirtieran en perennes.

Tribus urbanas 
En el encuentro mundial de tribus urbanas nadie se animó a quebrar una lanza por la diversidad.

Vendedora 
"Sin paraguas son más ricas", anunciaba la vendedora de tortas fritas mientras una gota de lluvia le mojaba los juanetes.

El colador de ilusiones
Existe un mito urbano que dice que en el pub Three Dogs hay una entidad que se lleva la ilusión de las personas. Según Paul Tergeist, un fiel cliente de este lugar, hay una mesa en donde uno puede sentir que algo raro pasa, es justo a un par de metros de la entrada, del lado de adentro.

Un día Paul estaba tomando un trago como siempre, cuando presenció un momento de discusión de una pareja en la que él le preguntaba a ella si era necesario que se fuera del país por razones laborales. El chico no podía creer lo que ella le estaba diciendo, él estaba ilusionado, convencido de que se iban a casar y formar una familia, sencillamente porque ella era la única mujer que lograba hacerlo sentir libre, aunque parezca paradójico. Lo curioso es que esta pareja estaba sentada justo en esa mesa de la que hablaba al comienzo, en donde supuestamente actúa esta entidad. Paul se obsesionó con este fenómeno y se dio cuenta que se repetía con otras parejas una y otra vez; en la misma mesa, la misma discusión y la misma ilusión desvanecida. Se había convertido en un espectador de estas historias, que de alguna manera le daban sentido a las noches que pasaba en Three Dogs.

Pasaron los meses y Paul seguía con su obstinada curiosidad; el mozo ya le tenía reservada una silla porque sabía que siempre iba a la misma hora. Un día, este mozo le preguntó cómo se sentía desde aquel episodio de hacía unos años, en el cual se había ido abruptamente del pub. Paul no sabía de lo que el mozo le estaba hablando, pensaba que se había confundido de persona.

Paul: “Disculpe, pero no sé de qué episodio me está hablando.”
Mozo: “Me acuerdo que ese día yo le serví la mesa, usted estaba acompañado de una bella mujer, hacían una muy linda pareja. Parecía enamorado.”
Paul: “No creo que alguna vez me haya enamorado.”
Mozo: “Incluso recuerdo en dónde se sentaron, allá en aquella mesa que está cerca de la entrada.”

Paul empalideció y se sintió aturdido por unos segundos, de a poco se fue acordando que la historia de aquella mesa misteriosa que se llevaba la ilusión de las personas, había comenzado con él. Esa noche cambió su vida, la única mujer que había amado ponía fin a su relación por un viaje largo. Larga fue la tristeza que vivió Paul desde entonces. Tanto es así que su cabeza creó, durante el paso del tiempo, una especie de autodefensa contra tan amargo recuerdo, dejándolo literalmente en el olvido.

Ahora que Paul revivió aquel recuerdo ya ve la vida de otra manera; ir al pasado lo liberó para avanzar, era algo que lo tenía encerrado, inmóvil. Ese lugar lo había convertido en su esclavo, y ahora él lo convirtió en un mito.



Podés ver esta historia clickeando aquí.